La cafetera que casi me convenció de dejar de dormir para siempre

Philips Serie 2300 Cafetera Espresso Superautomática

Hay personas que compran café.
Y luego están los visionarios que compran una Philips Serie 2300.
Porque si vas a seguir existiendo en este mundo, al menos que sea con una bebida que se hace sola, te sonríe desde un display táctil y te dice “tú puedes” en forma de LatteGo.

LatteGo.
¿Es una bebida? ¿Una orden de ataque? ¿Una filosofía de vida?
No lo sabemos.
Pero suena como algo que Steve Jobs habría pronunciado antes de desaparecer en una nube de vapor de leche.

4 tipos de café personalizables.
Es decir, puedes ser tú mismo, pero con cafeína.
Espresso para cuando finges que lees.
Americano para cuando finges que no estás triste.
Y luego dos más, probablemente italianos, para fingir que no eres tú.

SilentBrew.
Porque nada grita lujo como una máquina que no grita.
Hace café como si susurrara secretos.
Una cafetera que respeta tus traumas.
Y tu resaca.

Display táctil.
Tú no pulsas botones.
Deslizas tu destino.
Eliges intensidad, aroma y temperatura como quien escoge sus batallas.
Con el dedo.
Con poder.
Con la misma dignidad con la que ignoras tus llamadas del banco.

Blanca, moderna, brillante.
Como tus aspiraciones de madrugar a las 6:00.
Como la cocina que limpias una vez al año.
Como tu alma antes de ese tercer espresso que ya no recuerdas haber tomado.

Conclusión:

Esta máquina no hace café.
Hace justicia.
Hace mañanas soportables.
Hace que tú, ser de carne, duda y procrastinación, te levantes como si fueras importante.

¿339,99 €?
Una ganga si consideramos que también compra tu identidad de adulto funcional.
Y eso, créeme, no lo hace cualquier aparato de plástico cromado.